Los días van cayendo como hojas en el municipio
valverdeño. Para algunos, las horas parecen volar; para otros, no terminan de
caer. Los más pequeños del hogar ya pueden ver la luz del sol, aunque sea una
hora al día. El resto del tiempo, entre paredes, se entretienen con libros,
dibujos o jugando sus hermanos. Volver al cole, con los amigos, ya lo
consideran una necesidad.
Para los padres, la cuarentena está dejando un sabor
agridulce. La rutina amarga más cuando sólo puedes salir para ir a trabajar,
aunque el tener más tiempo para sus hijos endulza la espera.
Incluso, hay quien no tiene descanso. Los universitarios aseguran
no verse las manos entre exámenes y entregas de trabajos. Ocupados, sí, pero
algo cansados.
Otros, sin embargo, han encontrado el equilibrio en su
confinamiento. La lucha contra el Coronavirus y el aburrimiento está siendo
dura, pero pelan con sus hobbies para
no quedarse “fuera de combate”.
Ánimo a todos. Un día más es uno menos.